Sobre mí
Mi nombre es Blanca, soy historiadora y estudiante del Máster en Profesor de Educación Secundaria y Bachillerato. En este blog iré publicando entradas sobre educación, historia, pedagogía y todo lo concerniente a la asignatura de Procesos y Contextos Educativos.
Para que me conozcáis mejor, trataré de explicar por qué estoy aquí.
¿Por qué Historia?
He de confesar que, en el instituto, nunca me gustó la Historia. Solía suspender siempre, por falta de esfuerzo e interés (por vaga), pero era la "típica" asignatura que siempre podía salvar en la recuperación de junio. Sin embargo, en mis últimos años de instituto tuve una profesora de Historia que me cambió la forma de ver la asignatura. Comencé a mostrar interés sobre la evolución de la humanidad y sus sociedades, y a querer empaparme de todas las épocas pasadas. ¿Y qué ocurrió? Que seguí suspendiendo Historia. Por aquel entonces no sabía estudiar, y no aprendería hasta mucho después.
Cuando entré en la carrera, llegué con la idea de abandonarla pasado el primer curso. Mis padres, en cambio, se alegraron mucho de mi decisión. Yo no podía comprender cómo una química y un arquitecto querían a una hija historiadora. "¿Qué salidas tiene eso?", solía preguntar el resto de mi familia. "Cuando lo averigüe te lo digo", respondía yo. Aún siguen esperando una respuesta. Y es que, aunque nos duela, las carreras muchas veces se eligen por futuro profesional y la verdadera pasión o vocación queda relegada a un segundo plano.
Aún hoy no sé si hice lo correcto del todo, pero sé que no me equivoqué. Durante los cinco años de universidad que he vivido, he aprendido mucho, pero no de Historia (que algo sí sé), sino de la vida. De todos nosotros como personas, como sociedad. Pero sobre todo, he aprendido mucho de mí misma, y de la visión que tengo del mundo.
Cuando entré en la carrera, llegué con la idea de abandonarla pasado el primer curso. Mis padres, en cambio, se alegraron mucho de mi decisión. Yo no podía comprender cómo una química y un arquitecto querían a una hija historiadora. "¿Qué salidas tiene eso?", solía preguntar el resto de mi familia. "Cuando lo averigüe te lo digo", respondía yo. Aún siguen esperando una respuesta. Y es que, aunque nos duela, las carreras muchas veces se eligen por futuro profesional y la verdadera pasión o vocación queda relegada a un segundo plano.
Aún hoy no sé si hice lo correcto del todo, pero sé que no me equivoqué. Durante los cinco años de universidad que he vivido, he aprendido mucho, pero no de Historia (que algo sí sé), sino de la vida. De todos nosotros como personas, como sociedad. Pero sobre todo, he aprendido mucho de mí misma, y de la visión que tengo del mundo.
¿Por qué Educación?
La verdad es que nunca había querido ser "profe", o nunca me lo había planteado siquiera. No sé si tengo vocación, porque desde luego no he sentido ningún tipo de "revelación" o "llamada profética" para matricularme en este Máster. Mi camino con la Historia fue desde el principio la investigación. Me especialicé en Historia Contemporánea y Relaciones Internacionales, y proyecté mi TFM hacia una futura tesis.
¿Me gustaba investigar? Creo que sí, y aún me gusta. Pero ese mundo no era del todo para mí. Sentía que, aunque "se me daba bien", no era a lo que debía dedicarme profesionalmente. Con la idea de la Tesis apartada de mi mente (aunque nunca excluida del todo), decidí comenzar a trabajar dando clases de piano, retomando otra de mis pasiones. Así descubrí, no sin sorpresa, la satisfacción que me producía que un niño aprendiese una canción, unos acordes, una obra entera gracias a las enseñanzas que yo había sido capaz de transmitirle. Disfruto enseñando, preparando los materiales, ideando juegos de notas y ritmos e incluso frustrándome con ellos cuando no entienden algo. Me he dado cuenta de la importancia de enseñar con los conocimientos del que educar pero la mente de quien aprende, no dando nada por sabido, e intentando siempre cambiar el punto de vista de las explicaciones. Lo que yo percibo como evidente, casi intuitivo, en la música y el piano, mis alumnos no siempre lo ven. Entonces tengo que rebobinar, y darme cuenta de que hubo un tiempo en el cual yo también tuve que aprender lo que ahora he asimilado como propio. Ese retorno a los orígenes, el "volver al principio" a través de los ojos del alumno, es en mi opinión lo más importante, lo más complicado y necesario de la docencia.
"La sangre tira" le dijo mi madre a mi abuela cuando hablábamos de este máster. Y es que la enseñanza ha sido la vida de mi familia materna: Mi madre es profesora, mi abuela y todos sus hermanos lo fueron, sus padres habían sido también maestros, sacando adelante la escuela del pueblo... Pero ¿de verdad la profesión también puede ser una herencia? No lo sé. No lo creo. Pero tal vez sí reconforta saber que tus pasos ya han sido andados antes, y tienen un camino. Aunque desde aquí aún no pueda divisarlo.
¿Me gustaba investigar? Creo que sí, y aún me gusta. Pero ese mundo no era del todo para mí. Sentía que, aunque "se me daba bien", no era a lo que debía dedicarme profesionalmente. Con la idea de la Tesis apartada de mi mente (aunque nunca excluida del todo), decidí comenzar a trabajar dando clases de piano, retomando otra de mis pasiones. Así descubrí, no sin sorpresa, la satisfacción que me producía que un niño aprendiese una canción, unos acordes, una obra entera gracias a las enseñanzas que yo había sido capaz de transmitirle. Disfruto enseñando, preparando los materiales, ideando juegos de notas y ritmos e incluso frustrándome con ellos cuando no entienden algo. Me he dado cuenta de la importancia de enseñar con los conocimientos del que educar pero la mente de quien aprende, no dando nada por sabido, e intentando siempre cambiar el punto de vista de las explicaciones. Lo que yo percibo como evidente, casi intuitivo, en la música y el piano, mis alumnos no siempre lo ven. Entonces tengo que rebobinar, y darme cuenta de que hubo un tiempo en el cual yo también tuve que aprender lo que ahora he asimilado como propio. Ese retorno a los orígenes, el "volver al principio" a través de los ojos del alumno, es en mi opinión lo más importante, lo más complicado y necesario de la docencia.
"La sangre tira" le dijo mi madre a mi abuela cuando hablábamos de este máster. Y es que la enseñanza ha sido la vida de mi familia materna: Mi madre es profesora, mi abuela y todos sus hermanos lo fueron, sus padres habían sido también maestros, sacando adelante la escuela del pueblo... Pero ¿de verdad la profesión también puede ser una herencia? No lo sé. No lo creo. Pero tal vez sí reconforta saber que tus pasos ya han sido andados antes, y tienen un camino. Aunque desde aquí aún no pueda divisarlo.
Blanca, enhorabuena por siempre tener una sonrisa para todos. Transmites esa energía positiva que todos necesitamos en los días de mayor estrés. Gracias por ser una compañera ejemplar. También felicitarte porque una profesora no te desmotivara para hacer una carrera que te encantaba, demostraste una fortaleza increíble. Un besazo
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