Educación en Castilla y León Actividad 3

La educación en Castilla y León es una de las mejores de toda España, o al menos así lo ha venido revelando el informe PISA año tras año. Se encuentra a la cabeza de las Comunidades Autónomas en las materias de Ciencias y Comprensión lectora, y en segunda posición en Matemáticas por detrás de Navarra. Sus resultados superan con creces la media estatal y se comparan con los niveles de Finlandia o Japón.

Pero, en un territorio como Castilla y León donde el nivel de renta per cápita es bastante inferior al de Euskadi, Madrid, Navarra o La Rioja, ¿cuál es la clave del éxito? ¿Dónde están los fallos? En esta entrada del blog analizaremos en profundidad los aspectos fuertes y débiles del sistema educativo castellano y leonés.


En 2015, tras la publicación de estos mismos datos en el informe PISA, las declaraciones del entonces consejero de educación de Castilla y León Fernando Rey fueron esclarecedoras: el orgullo del trabajo bien hecho se sumaba al deseo de mejora. Para ello, hay que conocer muy bien lo que se está haciendo bien, y lo que se debe mejorar.

Entre los puntos fuertes de nuestra educación podemos destacar ante todo la buena formación de un personal docente motivado e implicado en su trabajo. Asimismo, la buena preparación de los educadores y los altos y duros niveles de las oposiciones generan una dinámica donde sólo los mejor preparados y los que más experiencia han ido adquiriendo consiguen primero una plaza.

Por otro lado, la equidad del sistema nos permite señalar que no existen diferencias entre alumnos de familias nativas y alumnos cuyos padres hayan sido inmigrantes. La paridad entre todos es importante en una tierra que, con tendencia demográfica descendiente, se nutre de la inmigración para evitar la extinción rural. Tampoco hay apenas diferencia de resultados entre colegios públicos y concertados, ni entre colegios urbanos (de centro o de barrio) y rurales. Esto pone de manifiesto un enorme esfuerzo por equiparar distintos contextos dentro de un mismo marco, atendiendo al carácter polifacético de la comunidad.

El siguiente punto fuerte es la dispersión geográfica. Contra todo pronóstico, el bajo ratio de alumnos/profesor en un medio rural y disperso como el castellano y el leonés hace que la atención individualizada sea posible en muchos más casos.


Sin embargo, ante tanto aparente buen resultado, también hay que tener en cuenta los fallos que aún tiene, los puntos débiles de su educación.


Para empezar, si bien se asemeja en resultados a por ejemplo Finlandia (referente en toda Europa y el mundo por su sistema educativo), en metodología y desarrollo dista mucho. Las evaluaciones siguen un patrón de proyectar conocimientos adquiridos en las distintas evaluaciones a través de pruebas y exámenes, en vez de permitir al alumnado desarrollar sus capacidades críticas y su curiosidad por aprender de manera libre y autónoma. Las aulas siguen asemejándose a lugares de trabajo donde los niños permanecen sentados una media de 6 a 8 horas diarias, sin espacio para la creatividad y el desarrollo motriz y artístico. Por ello, aún estamos muy lejos del modelo finés no en fin pero si en fondo, pues los resultados no lo son todo.


Asimismo, a pesar del esfuerzo por desarrollar el bilingüismo en las aulas (1 de cada 2 alumnos estudia en un centro bilingüe), a día de hoy el sistema produce más fallos en el proceso de aprendizaje que ventajas. Para ello, siempre trabajando en positivo, hay que partir de lo que ya se ha conseguido y trabajar desde los centros que ya manejan dos idiomas. La solución para la mejora de un idioma extranjero no pasa por la imposición del mismo en asignaturas donde el alumnado necesite adquirir completamente los conocimientos y competencias impartidos.

Por último, la falta de medios y recursos suficientes sigue siendo el gran problema de la educación en Castilla y León. Una tierra con cada vez menor número de habitantes y menor capacidad adquisitiva tributaria suponen fuertes escollos difícilmente solventables. Aún así, los esfuerzos por optimizar las partidas presupuestarias para educación siguen siendo una de las máximas de la Junta de CyL. 


A modo de conclusión, podríamos afirmar que los altos niveles del sistema educativo de Castilla y León son dados por un compendio de medidas que se han ido trabajando desde principios de siglo XX hasta nuestros días. Aún así, aún quedan muchas trabas que solventar y problemas a los que buscar solución. Pero ante todo, podemos afirmar que los resultados de nuestra educación son el reflejo de un esfuerzo conjunto y cooperativo, reflejo de la buena valoración en la cual la sociedad castellana y leonesa tienen a la labor educativa.



-  Blanca Domingo

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